¿Qué nos motiva?

Nuestra motivación es la Gloria de Dios… No nos mueve el cielo prometido, n i el infierno tan temido, ni hace la necesidad de los perdidos; no es por obligación a su mandato, ni por una búsqueda de glorias personales u organizacionales. No nos motiva el sentido de competencia, no buscamos reconocimiento, ni queremos aplausos.

Solo deseamos que la Gloria de Dios sea conocida entre los que no le conocen. Solo servimos para llevar Su Palabra en una forma que se alabe Su Nombre. Y sólo soñamos con que las iglesias participen en llevar el Evangelio hasta los que han sido menos alcanzados para que haya más gloria y adoración al Padre, en medio de todos los pueblos de la tierra, reconociendo que ́por medio de El recibimos la gracia y el apostolado para conducir a todas las naciones a la obediencia de la fe por amor a su nombre ́ (Rom.1:5).